Supongo que a veces lo mejor es no creer en nada, en vista del éxito y del dolor recibido, si hay algo bueno, de momento no ha aparecido.
Horas perdidas delante del folio, lápiz en mano, ojeando viejos libros, haciéndose larga la espera y acercándome peligrosamente al abismo.
Siento que el fondo está lejos, huelo la distancia, imagino el olvido y tiro el reloj, esperando parar el tiempo y que me responda algún eco dormido.
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